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Cine y sexo

Vamos a lanzar una pregunta al vacío: ¿por qué la verdadera ficción cinematográfica reside en las escenas de sexo?

Es una duda que nos asalta y que no somos capaces de resolver. Quizá los productores cinematográficos han pactado reírse de los jóvenes inexpertos y castos y llenarles la cabeza con falsos mitos, eso lo explicaría todo.

Así se explicaría porqué el cine nos presenta casos dignos de salir en Cuarto Milenio como la sábana antigravitatoria, que se mantiene por encima de los hombros aunque los amantes estén entregados a la pasión.



O el pelo retornable, que pese al sudor propio de los actos amorosos y a la agitación siempre vuelve a su sitio como si los actores hubiesen salido de la peluquería.

A esto se suma la relatividad del tiempo. Es frecuente encontrar orgasmos que compiten en velocidad con Usaint Bolt, o preliminares que duran menos que un estornudo y se basan en una mirada y dos besos. Si existen adultos capaces de iniciar una relación sexual de manera satisfactoria con sólo una mirada que se manifiesten porque merecen un homenaje.

Y ese empeño en hacernos creer que se puede vivir una experiencia tórrida con una frase entre extraños tipo: salgamos de este lugar. ¿Por qué, señores? ¿Por qué se empeñan en hacernos creer que la conversación y el conocer al menos el nombre de tu potencial amante es algo del pasado?

También podemos hablar de la moda post-amor, en la que los amantes, especialmente ellas, se envuelven en una sábana para pasearse por la habitación. Una pregunta, bueno dos, ¿acabas de mantener relaciones sexuales con una persona y te da vergüenza que te vea desnuda? y ¿cómo arrancas la sábana de la cama con esa facilidad, hay un método telekinésico para que la sábana se safe del tapiflex y el colchón y quede libre de forma autónoma?

Todos estos leitmotiv del cine se pueden volver en cuestiones peligrosas para nuestros jóvenes que pueden iniciarse en las artes amatorias con una escena tipo: Él pregutna: ¿estudias, trabajas? No respondas vámonos a casa. Ella ojiplática no sabe cómo reaccionar. Él envalentonado continúa: Tendremos tres minutos de éxtasis y mantendrás ese estupendo peinado de sábado noche. Ella a punto de echarse a correr. Él termina con una frase épica: Tengo unas sábanas que te quedarán estupendas.

Un consejo para los jóvenes de hoy en día, no hagan caso de lo que ven en el cine... bueno, o sí, hagan caso de lo que ven por ahí, que al final vivirán anécdotas que recordarán toda la vida.





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