Blog Mínima: abril 2013

Cuando no lo pareces

El lenguaje nos fascina. Es un organismo vivo, muta, se amplía, pierde algunos de sus miembros porque caen en el olvido, sus normas varían... es algo sorprendente. Por eso, de vez en cuando surge una conversación, a veces absurda y otra no, sobre aspectos relacionados con el lenguaje. En esta ocasión ha llegado la arbitrariedad del lenguaje y sus consecuencias.

El lenguaje es mayoritariamente arbitrario, los nombres se asignan para denominar a objetos de forma completamente aleatoria salvo excepciones como las onomatopeyas. Hasta ahí todo bien, podemos asumir con normalidad que la palabra "mesa" tiene poco que ver con una mesa pero la denomina, el problema surge cuando una palabra tiene pinta de significar otra cosa. ¿Eso por qué nos sucede? ¿Qué neurona se ha ido de fiesta y nos hace pensar esa tontería? A veces pensamos que es porque una palabra se parece a otra que hemos aprendido con anterioridad, otras veces porque la extensión del término no se corresponde con el volumen de lo que designa... pero en realidad es un planteamiento absurdo que nos acompaña y del que no nos podemos librar.

Haciendo un pequeño sondeo nos hemos encontrado que casi todos pensamos que hay algún nombre que no se corresponde con el objeto al que se refiere. Nos han señalado que contubernio más que una alianza ilegítima parece un tubérculo exótico que un grupúsculo suena a un grano enorme que te sale en la adolescencia y que hay que cuidar para que no deje marca. Un asíndeton más que una omisión parece una arritmia cardíaca u otro tipo de enfermedad coronaria, los palíndromos más que palabras o frases que se pueden leer de igual forma en ambos sentidos se intuyen como primos de nematodos y protozoos.














Este fenómeno es similar al de los nombres de personas y su aspecto físico, ese momento que nos ocurre cuando conocemos a alguien y pensamos no tienes cara de "Alfredo", ese nombre no te pega. Este planteamiento es ilógico pero irremediable, quizá es una imperfección de nuestra forma de percibir y como defecto genético seguro que te ha pasado.



Imagen extraída de: http://lenguayliteraturacreativa.blogspot.com.es/



La respuesta

Ayer sucedió algo muy triste para todas las personas civilizadas, y aún más para los amantes del deporte. En una de las pruebas deportivas más populares del mundo se cometió un acto cruel y despiadado que se ha cobrado múltiples heridos, un gesto marcado por el odio, sin embargo pese a esta triste noticia ha surgido como siempre esa respuesta brillante y solidaria del ser humano, capaz de hacer frente a la mayor tragedia. Ante este ataque muchos participantes de la Maratón de Boston decidieron acercarse a los hospitales más cercanos para donar sangre. Después de hacer un esfuerzo agotador sacaron fuerzas para ayudar con lo poco que podían, con su sangre y tanta fueron que los hospitales comunicaron que ya tenían sangre de sobra para hacer frente a los heridos.



Y no es la primera vez que sucede, cada vez que se ataca a un colectivo donde el número de víctimas es importante las personas cercanas a ese lugar hacen lo posible por ayudar, de forma inmediata responden con los recursos que tienen a mano y se vuelcan en ayudar a los desconocidos.

Hoy es un día triste porque se ha cometido una injusticia sin embargo es un día para la esperanza porque aún existe esa respuesta íntegra y desinteresada que nos hace "humanos".



Imagen extraída de: http://visualfactory-pic.blogspot.com.es/   (correspondiente a la Media Maratón de Santa Cruz)


La película buscada

¿No te ha pasado nunca que hay una película de la infancia que no recuerdas cómo se titulaba pero que te encantó? Esas películas raras, estrambóticas que te regalaron más de una hora de felicidad y entretenimiento y que no eres capaz de recordar.

Sucede que a veces sólo recordamos lo que nos hicieron sentir, alguna escena puntual que nos marcó o quizá un personaje que nos fascinó pero no podemos recuperarlas porque no sabemos cómo buscarlas en este amplio repositorio que es internet.

Sin embargo, a veces nos llevamos alegrías porque en las televisiones locales, en las cadenas dedicadas a filmes o en la 2 nos deleitan con esos fragmentos de nuestro pasado que tanto deseamos y nos llevamos una alegría gratuita y plena.

Para los que en la época de los 80 y mediados de los 90 éramos devoradores televisivos son frecuentes los recuerdos de escenas absurdas rodadas en español con personajes cargados de crítica disfrazada de humor. No debemos sorprendernos si al reconocer filmes que nos desternillaron descubrimos que detrás se encuentran grandes creadores españoles.

¿Alguien recuerda una disparatada historia en una cacería en la que aparecen estos personajes?



Aunque también disfrutamos de piezas de un dudoso gusto, ¿no recuerdas a un jovencito Drácula que estaba a medio camino entre el miedo, la risa y aquel famoso destape español?


Cientos de recuerdos de películas buenas, malas y regulares siguen a la espera de ese encontronazo fortuito que nos desvele su nombre y nos arranque una sonrisa, tendremos que dejarlo en manos del azar o solicitar a TVE su videoteca.

Imágen extraída de impalaproducciones.com


Buen sabor de boca

Hace ya tiempo que la comida dejó de ser una mera fórmula para asegurar la supervivencia, y no hablamos de años, hablamos de siglos. La función original de la comida es mantenernos con vida, algo que no incluye gustos, sabores, texturas, olores ni nada que se le parezca, pero alguna comida debió de ser más placentera que otra y desde entonces el ser humano se ha volcado a la búsqueda del bocado perfecto y del mejor ambiente para degustarlo.

Hemos llegado a un punto en el que cada cual concibe la comida de una forma distinta. Tenemos a los amantes de las texturas, aquellos que disfrutan experimentando con superficies en sus bocas, estas personas son capaces de transformar platos sólidos en mus y en variantes infinitas sin perder su sabor. A estos señores y señoras les debemos la introducción de crocantes en ensaladas (puede ser maíz tostado, por ejemplo) y que a los profanos de la cocina se nos quede cara de sorpresa con un primer bocado.

Los innovadores, son aquellos que buscan nueva fórmulas, algo que no se haya visto y tampoco imaginado. Este perfil es experto en nuevas formas de presentación como las gelatinas de gin-tonic, las fusiones de comida (comida mediterránea preparada al estilo japonés), cambian el método de preparación. Gracias a ellos nos damos cuenta de qué poca imaginación ponemos en nuestras dietas semanales.

Los tradicionales, estos son los expertos de la recuperación. Capaces de transportarnos a la infancia con sólo un bocado. Hacen que rememoremos tiempos pasados y que además podamos compartirlo con aquellos que no los vivieron. Son los guardianes de la historia, los que nos hacen recordar el pasado para construir la cocina del futuro.

Los naturales, los subversivos, los que no se conforman con una pera que tiene aspecto de pera pero que sabe poco a pera. Ellos nos recuerdan que un tomate con sal puede ser un festival para las papilas, que a veces invertir un poco más en un producto puede marcar la diferencia en una comida, son los puristas del alimento. Se merecen un aplauso con sabor auténtico.

Y luego están esas personas que creen en el ambiente, en la iluminación, en la música, en la bebida que servirá de acompañamiento, en la comodidad de las sillas, en un mantel adecuado para cada ocasión, a ellos les debemos el lujo de la experiencia plena, del regalo visual, de la sorpresa o la risa.



A todos esos que hacen evolucionar y crecer a la cocina hay que agradecerle sus aportaciones porque nos ayudan a hacer de algo ordinario (por diario) algo extraordinario.


Imagen extraída de: fiestas.elembarazo.net