Blog Mínima: octubre 2012

Minipalabras, ¿te atreves?

Hoy proponemos un juego para activar nuestro cerebro y nuestra creatividad, el reto es construir un texto usando únicamente monosílabos, aquí dejamos algunos de nuestros experimentos:

Texto1
El sol va al sur con luz de sal, es el rey a ras de mar. En la red ya no hay dos, hay hiel. Yo sé que tú ya no me ves. A la sed, té. A la fe, dios. A el sí, no. A mí, sin ti. Es lo que es, es el fin. Un pie con tos. La paz más ruin. La piel en flor no lo es ya sin ti. De vez en vez, al club a huir.



Texto2
Goooooooooooool, fue gol. Dos más y  ahí va el club, a ser el rey . A por la red. Luz, luz, al fin la luz. Un pie sin ton ni son o un yo que sé, dos más por Dios.




Los nuevos pajaritos preñados

El crecimiento de la red social del pajarito, Twitter, no es una novedad ni mucho menos. Millones de personas usan los 140 caracteres diariamente para contar cosas relevantes y cosas menos relevantes, pero lo curioso es que esta red se ha convertido en un complemento televisivo perfecto para la apertura de debates.

Los trending topics que se observan no hacen referencia sólo a temas candentes, noticias o días de X, sino que también hacen alusiones claras a la parrilla televisiva. Hemos abandonado la monosinápsis, para entregarnos a la multitarea digital. Ya no solo vemos un programa, sino que lo comentamos a tiempo real. El espectador ya no recibe de forma pasiva el contenido, sino que lo juzga y comparte mientras lo está de deglutiendo, sin tiempo apenas para digerirlo.

Un error, una mala actuación pueden ser castigados con cientos de comentarios y hay que tener muy presente que en España, el país de la picaresca, las bromas, gags y chistes surgen sobre la marcha. En un transcurso no superior a los 20 minutos aparecen composiciones gráficas que se retwittearan por todo el territorio español. El penalti de Sergio Ramos, el tropezón y aterrizaje del rey, el maniquí copiloto... Ninguna oportunidad de reír es desaprovechada, aunque tampoco se desaprovecha la mirada crítica. Quizás esta nueva fórmula de hablar y reflexionar sobre temáticas insustanciales es la versión 2.0 de la expresión "pensar en pajaritos preñados".



Ya lo intuía Sara Carbonero cuando erró al preguntarle a Iniesta si le habría gustado tirar un penalti: "Mañana en twitter, ese penalti de Andrés Iniesta...". Esta red ha hecho que la actualidad "noticiosa" viva más en presente que nunca.

La tendencia es que el consumo de esta red aumente, y que se integre como una de nuestras formas habituales de comunicación, pero ¡OJO! según las teorías Lamarckistas la necesidad hace al órgano, así que si mantenemos esta doble actividad durante mucho tiempo igual desarrollamos un tercer ojo y una tercera mano para controlar a la perfección el binomio mando a distancia-teléfono/tablet . Ya nos imaginamos la próxima campaña de Afflelou, "Tchin Tchin Tchin, tu segundo par de trigafas por sólo un euro más."


Cine y sexo

Vamos a lanzar una pregunta al vacío: ¿por qué la verdadera ficción cinematográfica reside en las escenas de sexo?

Es una duda que nos asalta y que no somos capaces de resolver. Quizá los productores cinematográficos han pactado reírse de los jóvenes inexpertos y castos y llenarles la cabeza con falsos mitos, eso lo explicaría todo.

Así se explicaría porqué el cine nos presenta casos dignos de salir en Cuarto Milenio como la sábana antigravitatoria, que se mantiene por encima de los hombros aunque los amantes estén entregados a la pasión.



O el pelo retornable, que pese al sudor propio de los actos amorosos y a la agitación siempre vuelve a su sitio como si los actores hubiesen salido de la peluquería.

A esto se suma la relatividad del tiempo. Es frecuente encontrar orgasmos que compiten en velocidad con Usaint Bolt, o preliminares que duran menos que un estornudo y se basan en una mirada y dos besos. Si existen adultos capaces de iniciar una relación sexual de manera satisfactoria con sólo una mirada que se manifiesten porque merecen un homenaje.

Y ese empeño en hacernos creer que se puede vivir una experiencia tórrida con una frase entre extraños tipo: salgamos de este lugar. ¿Por qué, señores? ¿Por qué se empeñan en hacernos creer que la conversación y el conocer al menos el nombre de tu potencial amante es algo del pasado?

También podemos hablar de la moda post-amor, en la que los amantes, especialmente ellas, se envuelven en una sábana para pasearse por la habitación. Una pregunta, bueno dos, ¿acabas de mantener relaciones sexuales con una persona y te da vergüenza que te vea desnuda? y ¿cómo arrancas la sábana de la cama con esa facilidad, hay un método telekinésico para que la sábana se safe del tapiflex y el colchón y quede libre de forma autónoma?

Todos estos leitmotiv del cine se pueden volver en cuestiones peligrosas para nuestros jóvenes que pueden iniciarse en las artes amatorias con una escena tipo: Él pregutna: ¿estudias, trabajas? No respondas vámonos a casa. Ella ojiplática no sabe cómo reaccionar. Él envalentonado continúa: Tendremos tres minutos de éxtasis y mantendrás ese estupendo peinado de sábado noche. Ella a punto de echarse a correr. Él termina con una frase épica: Tengo unas sábanas que te quedarán estupendas.

Un consejo para los jóvenes de hoy en día, no hagan caso de lo que ven en el cine... bueno, o sí, hagan caso de lo que ven por ahí, que al final vivirán anécdotas que recordarán toda la vida.





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Continentes y contenido

"Los árboles no te dejan ver el bosque", esta frase grandilocuente que aparece en películas, libros y artículos suena a discurso filosófico en oferta, pero hay que reconocer que encierra una gran verdad.

Nuestra forma de conocer y de aproximarnos a la realidad nos lleva a sesgar la información e interiorizar sólo una pequeña parte. El actual consumo de la vida está marcado por la velocidad y la fugacidad. Lo que hoy aprendemos u observamos, mañana está olvidado y es normal, no podemos absorber la totalidad de los estímulos que recibimos. Pero de vez en cuando, es positivo romper con nuestra forma de conocer y enfrentarnos a una realidad más amplia, a la versión extendida de nuestro día a día.

Este ejercicio simple de enriquecimiento estimula nuestra imaginación y nos ayuda en los procesos creativos. Pensar diferente es el método más efectivo para alcanzar soluciones únicas y, sinceramente, es mucho más divertido.

Cuando visitamos una gran ciudad es muy típico que quedemos impresionados por sus edificios, su calles, su tráfico, su parques, en definitiva sus estructuras, sus elementos contenedores pero nos olvidamos de su contenido.

En la primera visita a Nueva York es fácil quedar atrapado en una especie de síndrome de Stendahl, bueno y caer en una tortícolis aguda, también. Los edificios aparecen majestuosos ante nosotros, imponiéndose como gigantes inalcanzables, y cuando cae la noche se convierten en columnas iluminadas, un ejército de luciérnagas ordenadas dentro del caos de la ciudad.




Pero este impresionante espectáculo nos hace olvidar que detrás de cada pequeña luz hay una historia, que cada edificio gigantesco alberga cientos de personas con miles de historias sorprendentes y únicas.

Lo que ante nosotros se presentaba como una realidad fría, construida sobre estructuras de metal y espejo, es sólo el cascarón que resguarda miles de entornos diferentes, oficinas, casas, negocios, espacios abandonados... que dan cobijo a miles de personas con miles de sensaciones que se solapan, se comparten o se oponen, pero todas ellas vivas.

Esta nueva visión más humana nos desvela que cada edificio alberga multitud de microcosmos repletos de relatos complejos. En el instante en el que tomamos una fotografía a las moles de cemento, se producen éxitos y fracasos, mueren y nacen personas, hay equivocaciones y aciertos, amores y rupturas, principios y finales.  Pero todo ello no es visible si nos dejamos absorber por la presencia desafiante de los edificios. Los continentes más solemnes están llenos de contenido vivo, sólo hay que imaginarlo para descubrirlo. A veces, para ver el bosque hay que cruzar el puente.