Blog Mínima: junio 2012

¡Menudo personaje!

Ellos están ahí, actuando de forma natural, con su marcada personalidad, inmersos en nuestro día a día y nosotros los hemos aceptado como son, los hemos incorporado a nuestro imaginario colectivo, son los personajes de marca.

Muchas organizaciones, proyectos o eventos han acertado en el desarrollo de personajes que facilitan la comunicación con el público. Uno de los ejemplos más típicos son las mascotas de los Juegos Olímpicos, esos dibujitos que aparecen cada cuatro años y que en ocasiones calan hasta los tuétanos como sucedió con Cobi.

El personaje de Mariscal se convirtió en parte de la identidad de una generación. Todos los niños y jóvenes tenían algún objeto en el que aparecía ese gato-perro y muchos, por no decir todos, lo adoraban.

El 92 fue un gran año para las mascotas, también triunfó Curro, la mascota de la Expo92. Otro trabajo de personalización de un ser que se asemejaba a un pájaro de grandes dimensiones.



Estos personajes, cuyos discursos se alejan de la rigidez de las marcas, no se encuentran con las barreras que se levantan ante mensajes publicitarios. Son recibidos con curiosidad y se asimilan con menor esfuerzo que contenidos informativos.

Sin embargo no todos los personajes funcionan, ¿por qué?. En ocasiones no tienen suficiente personalidad, se parecen demasiado a otros, no conectan con el público objetivo o no son coherentes. Un mismo ilustrador o diseñador puede crear personajes que son un éxito y otros que pasan desapercibidos, no existe una fórmula secreta, sólo se puede seguir la técnica del ensayo y el error.

Pero veamos algunos ejemplos de personajes que sí han triunfado.

Hay algunos que son personas, como es el caso de Mr. Proper ahora llamado Don Limpio. Este calvito de constitución fuerte enamoró a las amas de casa durante más de una década. Pero Mr Proper no era sólo un personaje, era la propia marca.


Rodolfo Langostino, una apuesta de Pescanova por un personaje marino que hablaba con acento argentino y aires de galán.


El muñeco de Michelín, nació inspirado en las formas de los neumáticos traspasó su dimensión de personaje y ha pasado a denominar a esa grasa que se nos acumula en la cintura. Esta mascota ha ido sufriendo modificaciones y restyling según lo han exigido los tiempos.



Chester de Cheetos es uno de los personajes más desenfadados que ha triunfado en España, esas gafas oscuras unidas a unos tenis enormes y una forma de hablar muy peculiar lo llevaron a conectar de forma inmediata con el público joven.



La realidad es que si analizamos cada personaje exitoso y los ponemos en común no comparten demasiados aspectos, ni el tipo de ilustración, ni el discurso que siguen, ni cómo se dirigen al público. Sólo hay algo que encontramos en todos, son ellos mismos, tienen personalidad, de todos ellos se puede decir: ¡menudo personaje está hecho!



Oro parece...




Utilidad & Memorabilidad

De toda la vida hemos visto como llegaban a casa o al trabajo folletos publicitarios de centenares de empresas presentando sus servicios. Unos folletos más atractivos que otros, otros más interesantes que los unos. Algunos remitentes, los más preocupados por destacar, personalizan el mensaje o añaden algún objeto que el receptor pueda usar, asegurándose así la permanencia de la marca al lado del usuario.

Pero si vamos a entrar en casa de nuestro cliente potencial, las preguntas que nos asaltan son ¿en lugar de enviarle algo convencional con cierta utilidad, no sería mejor generar un impacto que sea digno de ser recordado por éste?, ¿un impacto que genere curiosidad y expectativa en el receptor?, ¿un impacto que sólo por su originalidad sea merecedor de ser correspondido con un agradecimiento en forma de llamada o de e-mail?, ¿un impacto que te asegure una recepción con todos los honores?.

Este que mostramos es el ejemplo de una pieza de marketing directo que nos ha abierto las puertas más sagradas de la creatividad publicitaria en España. Gigantes de la comunicación acostumbrados a sorprender, que de repente se ven sorprendidos ellos y que sin dudarlo, nos reciben con un nivel de curiosidad que roza los registros más altos.

Sin duda, la perla de oro tan ansiada por toda empresa debería ser la combinación de ambos factores: que sea memorable y que no acabe en la papelera. Pero si tuviéramos que decantarnos por uno, Mínima Compañía se queda sin duda con la memorabilidad.

Preferimos que un cliente nos recuerde, a que nos use.



El cartero no quiere llamar dos veces


Y es normal que no quiera, se ha encontrado con escenas bastante surrealistas tras la puerta marrón.
En ocasiones se ha topado con cajas, vinilos, fruta y gente que trabaja como en una fábrica de montaje pero claro, no es una fábrica de montaje. Ha visto pasear unas piernas a través de las ventanas. Otras veces se ha encontrado con gente tumbada en el suelo moviendo papelitos de aquí para allá mientras una compañera fotografía desde las alturas. Le ha abierto la puerta un hombre en mallas. Ha sido testigo de un campeonato de pin-pon, con sus equipos por fuera y todo. E incluso ha visto una auténtica colección de almohadas.



Es normal que al abrir la puerta tarde 0,2 segundos en entregar el correo y los paquetes correspondientes, no vaya a ser que un día lo quieran incorporar a ese universo surrealista.


Pánico escénico. Sáquenme de aquí


La nuevas tendencias en la gestión del conocimiento llevan a los profesionales (tímidos incluídos) a participar en charlas, ponencias, approaching, meetings y otras variantes. Esto supone que nos exponemos de forma vulnerable al juicio de los presentes, y aparece casi sin querer el miedo escénico, esa sensación de ridículo similar a cuando nos caemos delante de una parada llena de gente. Cómo combatir esos nervios, esa timidez, pues hay muchas técnicas pero cada uno debe buscar la que sea más efectiva.

Si son muchos los asistentes a los que nos enfrentamos podemos optar por mirar un poco más allá de la última fila, es algo así como hablar al horizonte. Si no vemos las miradas no sentiremos tanta presión. Eso puede funcionarnos pero también puede convertirnos en el vigía de La Pinta.

Otros proponen que imaginemos al público desnudo. Lo desaconsejamos, no siempre nos vienen a ver Brad Pitt y Angelina y podemos crear imágenes que no podremos olvidar.

Después de enfrentarnos en Mínima a algunas de estas situaciones te ofrecemos algunos trucos para superar airoso este trago y también algunas cosas que debemos evitar.  

Para canalizar la energía que se irá a tus manos, utiliza un bolígrafo (pero no te pongas a jugar con el sistema retráctil), así podrás dirigir la atención del público a este objeto y tu energía se concentrará en sostenerlo.

Busca un par de caras en el público y acude a ellas a lo largo de tu exposición para medir la atención, si no hay bostezos todo va bien, si los hay gasta una broma e introduce más ritmo a tu presentación.

Si estás sentado no gires la silla compulsivamente, no te balancees y tampoco te sientes en el borde, esto aumentará tu estrés y dará la sensación de que estás deseando marcharte.

Rompe el hielo, haz la presentación tan informal como puedas, empatiza con los asistentes e incluso dialoga con ellos. Si ellos responden será una conversación y perderemos ese carácter académico.

Si tienes nervios, dilo, comparte tu miedo y se disolverá.

Vocaliza, habla despacio, si te conviertes en metralleta-man acabarás generando un clima de confusión que no ayudará a tus nervios.

Por último recuerda, todos los asistentes son humanos, y como tales se equivocan, si hay un parón, una duda, un error lo comprenderán.


¿Pero por qué, papá?


Este año el festival de Publicidad de El Sol nos ha dejado una imagen que difícilmente se borrará de nuestras retinas. Los padres en slip. Este concepto desarrollado por Del Campo Nazca Saatchi & Saatchi para BGH Silent Air, recurre a la vergüenz ajena que nos provocan algunas típicas escenas familiares. Una vez más se demuestra que la inspiración puede provenir de lugares insospechados y cotidianos. Mantegamos los ojos bien abiertos aunque la visión sea poco apetecible, puede que nos traiga un Sol.




Gráfica para etiquetas de vino. Delhaize. 2012

Hoy te traemos de la mano del estudio Valenciano Lavernia&Cienfegos unas originales etiquetas de vino donde el corcho es el principal protagonista.



"Se trata de una línea de vinos que la cadena de supermercados belga Delhaize ofrece dentro de su marca propia “365”, que engloba productos cotidianos, sencillos, de precio asequible. El tapón de corcho es signo de humildad, un objeto de poco valor, usado muchas veces como material de manualidades,como un elemento simple y fácilmente manipulable con el que jugar y crear. La utilización del tapón de corcho le confiere el aire de algo sencillo, propio de un producto cotidiano. El tapón es el elemento que unifica y personaliza toda la línea. El motivo diseñado para cada etiqueta hace referencia al país de origen."




Fuente: Lavernia&Cienfuegos