Y es normal que no quiera, se ha encontrado con escenas
bastante surrealistas tras la puerta marrón.
En ocasiones se ha topado con cajas, vinilos, fruta y gente
que trabaja como en una fábrica de montaje pero claro, no es una fábrica de
montaje. Ha visto pasear unas piernas a través de las ventanas. Otras veces se
ha encontrado con gente tumbada en el suelo moviendo papelitos de aquí para
allá mientras una compañera fotografía desde las alturas. Le ha abierto la
puerta un hombre en mallas. Ha sido testigo de un campeonato de pin-pon, con sus
equipos por fuera y todo. E incluso ha visto una auténtica colección de
almohadas.
Es normal que al abrir la puerta tarde 0,2 segundos en entregar el correo y los paquetes correspondientes, no vaya a ser que un día lo quieran incorporar a ese universo surrealista.
No hay comentarios:
Publicar un comentario